viernes, 7 de abril de 2017

El Celler de can Roca, un mundo en sí mismo

Dicen que lo que llenó nuestra infancia estará presente en toda nuestra vida, para bien y para mal. Los hermanos Roca (Joan, Josep y Jordi) crecieron entre fogones, cazuelas, verduras y carnes, y les han llenado la vida para bien. Con ellos han creado Can Roca, un universo absoluto, reconocido en todo el mundo y nombrado en 2013 El Mejor Restaurante del Mundo.
Ahora celebra sus 30 años sin haber querido nunca alejarse de la primera cocina, aquella de la infancia. Una trayectoria que ahora se exhibe el Palau Robert de Barcelona, encuadrada en el Año de la Gastronomía y Enoturismo, en el que Catalunya ha sido declarada Región Europea de la Gastronomía
La trayectoria vital de los hermanos Roca, su filosofía, sus proyectos y sus metas se recogen en una exposición con el acertadísimo título De la Tierra a la Luna, como aquella novela de Julio Verne que hacia real lo imposible. Y esa era la meta que parecían haberse marcado los Roca y que han conseguido sobradamente. Y sin haber perdido la tierra bajo los pies, ni las cazuelas de la madre y la abuela en aquel primer bar que dio origen a todo, donde los críos ayudaban en la cocina y jugaban a llevar platos en los brazos.


Sólo desde la pasión y el sentido de la vida como un todo que todo lo envuelve puede entenderse la trayectoria de los hermanos, lo que han conseguido y la inmensidad que han alcanzado casi sin haber sacado (simbólicamente) los pies de casa. 

Un sentido holístico de la vida para convertir cada idea, cada pensamiento, cada imagen, cada noticia, en un referente culinario y alimenticio, en un acto que llevará a incorporar esa vivencia al interior de uno mismo por la vía del gusto. Una afinidad de piano entre las capacidades y las peculiaridades de cada hermano, un sentido de la dirección en que han de remar todos, un respeto a la tradición y una absoluta entrega a la modernidad. Todo se une en el mundo de los Roca, en ese viaje vital que los lleva de la Tierra a la Luna continuamente.

Hubo  años de profesionalización, de especialización, de paso por el Bulli de Ferràn Adrià. De ir consolidando una carta que aúna novedades al lado de los platos de siempre, esos que han evolucionado en nuevos conceptos y presentaciones, sin haber olvidado nunca la raíz que les da sentido.

Los diferentes ámbitos de la exposición pasean por los conceptos de su cocina y de su proyecto, sus propuestas y hasta sus inventos, porque para crear algunos platos han tenido que empezar creando la máquina que los haría posibles. Su filosofía, su estrategia con todo el equipo que hace posible cada plato, e incluso su especialización: Son tres hermanos y cubren todo el espectro de una buena mesa, Joan en cocina, Josep en vinos y Jordi en postres.
Una parte de la visita recrea en 360º el universo de los Roca. Tres máscaras (a escoger) permiten al visitante observar desde dentro y con visión total los tres ámbitos del mundo Roca: guiso, vino, postre. En el de los vinos, Josep muestra y explica los “escenarios” que ha creado en su bodega para explicar a las visitas sus sensaciones y sus vinculaciones con clases de uva, con matices, con formas plásticas de explicar un sabor o una textura. Explica mirando al espectador que la uva Riesling le recuerda a la seda dorada, que los campos del Priorat son su infancia, que el vino tiene tierra y tiene cielo. En el de los postres, Jordi solidifica humo para un postre y recrea la filigrana de un pase de futbol que acabó en gol.

La implicación de todos los miembros del equipo, la fantasía, la poesía, la creatividad, la actualidad que los rodea, los recuerdos, la alegría, incluso la presencia de su coach Inma Puig (conocida por su labor en el FC Barcelona) una figura imprescindible para que el engranaje emocional y creativo de todo el equipo funcione como un reloj que marca la buena hora para todos.

Todo lo demás es el simbólico viaje a la Luna, los éxitos, los reconocimientos, e incluso los viajes de exhibición, en los que trasladan literalmente el restaurante, que sin embargo, nunca han querido clonar o multiplicar en otros lares. Viajan por todo el mundo para aprender de todo el mundo, para mostrarse a todo el mundo… y para volver siempre a casa, porque Can Roca está en la misma tierra desde siempre, y no hay sucursal en el mundo.


La exposición permanecerá en el Palau Robert hasta el 23 de abril de 2017. Web del propio Celler de Can Roca: Celler de Can Roca

Video promocional de la exposición (1,04’): Expo Palau Robert


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