Y cientos de Personas Grandes, armadas de bastones, muletas, audífonos y distintas ortopedias que se presentaban a talleres, hacían deberes, aprendían coreografías y diálogos. Todos con la sonrisa puesta siempre, todos, todos, disfrutando de la compañía y los intríngulis de todos, mandándose mensajes a través del whatsapp (que lo carga el diablo) y negociando con hijos y nietos para el dia a dia.
Los talleres se alargaron, como los cursos
escolares, durante varios trimestres hasta el principio del verano, cuando
llegó el fin de curso. La Gente Grande
que tenía familia fuera se iba a pasar con ellos el verano, los talleristas
cumplían otras obligaciones, el centro se preparaba a dormitar los meses en que
la gente venía menos. Pero había que cerrar la temporada como ha de ser, con un
encuentro entre todos, una muestra de lo que todos han hecho, una alegría
compartida y una celebración de estar todos presentes, de estar activos, de
mantener amistades, voluntades y proyectos. Porque hasta el último minuto hay
tiempo.
Así que El Casal de la Gent Gran de Ciutat Vella, en Barcelona, organizó una cloenda (clausura) final de trimestre en
el gran espacio del Convent de Sant
Agustí. Era el 18 de junio de 2019 y el omnipresente Genís Bolívar juntó a todo su equipo, a los voluntarios y a cuanto
despistado pasaba por allí para organizar la cloenda.
Quim Cabanillas, bailarín, músico y tallerista encargado del espacio Ritme en el temps (Ritmo en el tiempo), se encargó de las músicas y los acordes mientras su hijo, un pitufo de un año, regateaba gateando entre las piernas de todos, perseguido por su madre, Isabel Ollé, bailarina como el padre.
Quim Cabanillas, bailarín, músico y tallerista encargado del espacio Ritme en el temps (Ritmo en el tiempo), se encargó de las músicas y los acordes mientras su hijo, un pitufo de un año, regateaba gateando entre las piernas de todos, perseguido por su madre, Isabel Ollé, bailarina como el padre.
Actuó el encargado del taller de TaiChi desde
hace quince años; Cristina Amorós Lara,
responsable del taller de gimnasia desde hace un año y con voluntad de seguir
algunas décadas más. Actuaron los del Ritme
en el Temps con lo que les había enseñado Quim Cabanillas en un número de danza suave.
Actuaron solistas cantando (en playback) piezas de siempre que todos conocían. Actuó Nuri leyendo la carta de una madre a su hijo ausente, contándole las cosas de la familia. Actuaron Nuri y Pepita como un par de vecinas que se encuentran raras si no les duele algo. Actuó un grupo improvisado de sardanas, se repartieron diplomas, aplausos, agradecimientos, fotos para los eventos, flashes, muchos flashes.
Actuaron solistas cantando (en playback) piezas de siempre que todos conocían. Actuó Nuri leyendo la carta de una madre a su hijo ausente, contándole las cosas de la familia. Actuaron Nuri y Pepita como un par de vecinas que se encuentran raras si no les duele algo. Actuó un grupo improvisado de sardanas, se repartieron diplomas, aplausos, agradecimientos, fotos para los eventos, flashes, muchos flashes.
Se despejó el espacio, se colocaron mesas y
salió un pequeño aperitivo/picapica para reponer fuerzas después de las
actuaciones y del cansancio de tanto aplauso. Con brindis de cava, cerveza,
zumos y agua, todos se desearon feliz verano, quedaron para las clases sueltas
que quedaban pendientes y se intercambiaron móviles, whatsapp y direcciones
para mantener el contacto.
Porque el verano es largo, y la vida se vive en cada momento.
Porque el verano es largo, y la vida se vive en cada momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario