lunes, 19 de enero de 2009

Pon un burka en tu vida

Las noticias sobre trato sin nombre a las mujeres en Afganistán y en varias zonas de influencia fundamentalista islámica ya no sorprenden a nadie. A todos nos parecen salvajadas, pero son tan habituales que se nos ha encurtido el corazón para no morir de pena.

Mujeres tratadas como bultos azules bajo un burka. Mujeres asesinadas legalmente a pedradas por haberse acostado con un hombre por voluntad propia (al varón ni se le riñe). Mujeres violadas como actitud de guerra para desmoralizar al enemigo o desvirtuar su raza. Mujeres casadas a los 9 años con veteranos de guerra mutilados para ahorrarse enfermeras.

No es un gusto islámico. Es una brutalidad primitiva ejercida como muestra clara de poder y de miedo: En Egipto dos terceras partes de las mujeres adultas han sido mutiladas de niñas para que lo se les desbocara la líbido. Según una tradición faraónica, las mujeres son insaciables y perderían la virginidad antes de casarse, que es para lo único que valoran a una mujer. Y es importantísimo que sea virgen para que no haya duda sobre la paternidad de todos los hijos que vaya engendrando, uno tras otro. Que a fin de cuentas, son mano de obra de su progenitor y serán sus herederos. Por su puesto, que no pueda comparar tamaños varoniles también tiene su peso, pero de eso no se habla.

Así que una mujer no vale ni una cabra? Pues nos las llevamos a todas. Imagínense por un momento qué sucedería en esas sociedades (en todas las sociedades, no nos engañemos) si de repente esas despreciadas mujeres que sostienen la reproducción de la especie, la economía doméstica, el cuidado de los ancianos y el día a dia de todos, desaparecieran. Ancianas, jóvenes o bebés. Todas. Volatilizadas.

Ninguna para llevar la casa. Ninguna para atender a los mayores. Ninguna para hacer la limpieza. Ninguna para el sexo. El sexo, esa inmensa parcela de la sique humana tan exhibida como ocultada, tan sobrevalorada como maltratada. Cómo llevarían ellos las dobles y triples jornadas diarias que llevan la mayoría de mujeres? Qué harían millones de varones islámicos, con una ley que les condena a muerte por homosexualidad, si no hubiera ni una mujer en ningún país? Y no durante un día, como si fuera una excursión, sino por tiempo indefinido. Y no hablamos de una proporción testimonial de la población: las mujeres somos el 52 % del mundo.

Serrat cantaba que “no hay nada más hermoso que lo que nunca he tenido, nada más amado que lo que perdí”.

Esperemos que no tengan que morir todas para ser consideradas humanas.

Texto y fotos: Marga Alconchel