miércoles, 23 de febrero de 2011

Su fuerza será su ruina

El ser humano tiene necesidad de salirse de su condicion biológica para sentirse algo más. De ahí derivan las religiones, y a la sombra de esas dignas estructuras etéreas se enquistan también gentes miserables con hambre de poder y ganas de sometimiento, pretendidos guardianes de unas esencias rancias. Son los fundamentalistas.

Todas las religiones los tienen y el Islam no es una excepción. Y entre sus filas circulan personajes que quieren someter hasta el aire que respiran sus fieles en nombre de un texto medieval. Y ya puestos, también tienen la tasa de natalidad más alta del planeta, aunque nazcan directamente para pasar necesidades, porque suelen ser países muy pobres. Eso ha llenado sus tierras de mucha gente joven, pero sin futuro y sometidos a unas tradiciones anacrónicas y a unas leyes arbitrarias. Esa fuerza demográfica se ha desplazado a otros paises a través de todos los resquicios laborales. Pero era una bomba de tiempo, y ha explotado.

Toda esa juventud, con pocos estudios, con poco trabajo y mal pagado, sometidos a regímenes feudales, con relaciones de servidumbre y a la vez tecnologías del siglo XX, han ido acumulando presión y contradicciones. Y han estallado. Quieren libertades, democracias, expresión, movimiento... a fin de cuentas, espectativas de vida. Algo que les haga sentir que son un poco dueños de su destino, sin que por ello dejen de rezar cinco veces al día mirando a la Meca.

Los dictadores tiemblan por sus sillones, la camarilla que los apoya se apresura a sacar fortunas fuera de los países, todo el mundo negocia exilios de lujo o permanencia por las armas. Occidente mira con curiosidad y una cierta sonrisa: El Islam que tanto amenazaba con hacerles explotar, está saltando por los aires.

No es un asunto cómico: La mecha está prendiendo en el norte de Africa, que comparte con Europa un mar entero. Ya hay varios miles de tunecinos hacinados en la isla italiana de Lampedusa, en un sálvese el que pueda como hemos visto tantas veces en las pateras del Estrecho. Detrás hay miedo, mucho miedo.

Una de las fuentes de poder es la información. Y por tanto, la desinformación o los datos sesgados son otra herramienta de sometimiento, que también pasa por la censura. Pese a todo, Internet ha sido el vehículo de comunicación para orquestar esas sospechosas revueltas en cascada; un hecho que algún dia habrá que analizar, porque probablemente tendrá nombres y apellidos.

Cuando estalla la situación, los que se mueven a golpe de desesperación también lo hacen con el miedo en el alma y en los ojos: ¿Cual será la situación real, cual será el mundo real más allá de lo que les han vendido? Y si resulta que es peor de lo que les decían? Y si es mejor pero no los dejan entrar? Con todo eso a cuestas, cualquier incidente acaba siendo una batalla sangrienta.


Y lo que también juega en todas las partidas: dinero. Dependencia de fuentes de energía (petróleo y gas), inversiones oscuras... y paraísos fiscales, impunidad en el tráfico de drogas y de personas, mercado de armas... No es que no se den esas flores en los países occidentales, es que en toda esa franja feudal es más rentable, más cómodo y más voluminoso. Y los listos de todos los lados: fabricantes de petróleo de otras latitudes que reciben ahora más pedidos, pero aprovechan la situación y suben los precios...

La famosa tercera guerra mundial probablemente hace tiempo que ha empezado: conflictos por las más diversas causas trufan el planeta, sirviendo de negocio a los que venden armas y los que venden protección contra esas armas, los que azuzan una religión contra otra, los que venden sueños de futuro a la juventud y sueños de pasado a los que ostentan el poder.

La incógnita está en Occidente. ¿Qué harán los millones de islámicos que viven por aquí? Y los inmigrantes de esos países que no son islámicos pero también quieren cambios y ven los altercados desde este lado? Y los imanes radicales e intransigentes afincados aquí y que quieren ser punta de lanza de una nueva situación mundial? Y EEUU (con su 11-S) y Rusia con sus chechenos? Y China, a quien no le preocupan las religiones pero tiene muchísimos negocios en toda Africa?...

Nosotros, los pobres de todos los bandos, sólo podemos mirar atentamente con la mente ágil y la maleta casi hecha...

Texto y fotos: Marga Alconchel