lunes, 7 de diciembre de 2009

Sólo era un chichón

Un hombre lleva a una niña a urgencias; se ha caído de un columpio y llora mucho. El médico le dice que sólo tiene el susto y un chichón. A los tres días el hombre vuelve al hospital porque la niña sigue llorando, otro médico diagnostica malos tratos, la niña acaba muriendo y el hombre es acusado de violador y asesino. Y era inocente.

Es un caso que hemos oído en los medios y que levantó feroces pasiones en contra del hombre. Todos lo hemos visto salir esposado del furgón policial y todos hemos oído los insultos. Y ahora todos tenemos mal gusto de boca por habernos precipitado. Y él pide, abotagado por ansiolíticos, que le pidan perdón y que le dejen en paz. Y que dejen de sacar su imagen esposado. Los medios ya lo han hecho y al menos Iñaki Gabilondo y Pedro Piqueras le pidieron perdón en sus noticiarios de máxima audiencia.

Los medios fueron culpables de linchamiento? Lo fue la gente? Todos repitieron lo que dijeron los médicos. Los médicos son culpables? No es tan simple. Un médico de urgencias recibe a un hombre con una niña de tres años en brazos que llora, como recibe a docenas cada día. Y bajo su criterio la envía a casa con una caricia en la cabeza y un "no pasa nada". Otro médico recibe a la misma niña, ve los moratones del columpio, deduce malos tratos y avisa a la policía, como es su deber. Son culpables? No. No creo que ningún médico, sea de urgencias o no, deje de atender deliberadamente a una niña que está grave. No creo que ningún médico, ante un cuerpecito lleno de moratones, active el protocolo de violencia por frivolidad. Pudieron ser despistes, pudieron ser malas evaluaciones de los síntomas, pudieron ser miles de incidencias en algunas horas de un servicio de guardia. Que ambos tienen una responsabilidad, sí. Que sean culpables de esa muerte creo que es desmesurado.Los médicos salvan miles de vidas cada día, algo que se olvida cuando se equivocan con una. No se les puede pedir que sean infalibles.


Sí que es entendible que ese hombre, al que han marcado de por vida, quiera que alguien sea el responsable de todo, alguien al que poder meter en la cárcel para que con él se encierre la desgracia que lleva encima y que todos le pidan perdón. Es muy humano su sentimiento y desde aquí le pido disculpas porque yo también creí que era culpable. Todos nos acogimos al criterio médico y a la cadena de hechos que se fueron sucediendo. Hasta que otro médico, forense, dijo que no hubo malos tratos, sólo conmoción cerebral por la caída del columpio y al no ser atendida se agravó hasta el final.

Y eso ha puesto en cuestion que si los medios se precipitan, que si la opinión pública es manipulable y manipuladora. Todo cierto y todo matizable. La infancia es (o habría de ser) un territorio a salvo de salvajadas.Y si parece haber un culpable, todos nos echamos contra él. Cuando resulta que no lo es, nos retiramos desconcertados, aunque el mal ya está hecho. Es un enorme daño, y ese hombre necesita y se merece toda la ayuda que sea precisa. Pero un hecho tan doloroso no ha de desdibujar los logros conseguidos.

Es bueno que la gente tenga acceso inmediato a las cuestiones que le afectan directamente. Es bueno que los medios den la información de que disponen cuando tiene el mínimo aval imprescindible (en este caso, el informe médico y la actuación policial). Y es correctísimo que siempre se hable de "presunto" porque no es culpable hasta que lo diga un juez. Y es inevitable que haya errores. Y es un sano ejercicio pedir disculpas con el mismo énfasis con que se culpabilizó.

En este caso, es más de admirar todavía que el hombre, con lengua de trapo por la medicación, haya comentado que aunque se hayan ensañado con él, lo suyo pasará, pero la niña ya no va a volver. Y eso es lo que a él más le duele, que se podría haber salvado. Estoy segura de que el hospital tiene una investigación en marcha y que dos médicos no duermen desde hace días. Y que ese hombre ahora empieza a descansar algo, aunque le falta una niña cerca.

Pese a lo traumático de todo, creo que ha sido una cadena de hechos que sólo tiene víctimas. Y desde estas líneas doy apoyo a la clase médica en conjunto, a la información veraz y por supuesto, toda la solidaridad a Diego, el hombre mal acusado. Hemos de seguir viviendo cada día, porque la vida es quien más duramente ajusticia.

Texto y fotos: Marga Alconchel