domingo, 8 de marzo de 2020

Next - Jugar con las patentes genéticas


Michael Crichton (Chicago 1942- Los Ángeles 2008) publicó su primera novela siendo estudiante de Medicina. En esta obra abordó uno de los temas que más éxito le ha dado, la ficción médica. Además de guionista, director y productor de cine, fue el creador de Parque Jurásico, y llegó a vender 200 millones de ejemplares de sus libros (traducidos a 36 idiomas), entre los que destacan El Mundo Perdido, Acoso, Sol Naciente, Congo y Estado de Miedo. Doce de sus obras han sido llevadas al cine.


A lo largo de 500 páginas Crichton va narrando una historia de personas actuales afectadas por decisiones que les afectan en lo más propio: sus propias células. Empresas de biogenética que patentan variaciones de genes y por un requiebro legal pretenden ser los propietarios de una parte de una persona, los tejidos de los que sacaron muestras, experimentos poniendo genes humanos en un loro gris y en un chimpancé hasta el punto de que no queda claro qué ser son ahora…


La novela, dinámica y con un punto policíaca, da pie a reflexionar continuamente sobre el alcance de la bioingeniería, sobre el ingente poder que pueden llegar a ejercer determinadas multinacionales por encima de la integridad física de una persona, sobre las posibilidades alienantes de convertir los tejidos vivos en pantallas publicitarias…

El propio texto comenta “...el mundo natural había tomado un camino totalmente erróneo. Lo que el género humano le estaba haciendo al planeta había roto el delicado equilibrio de la naturaleza. La contaminación, el crecimiento desenfrenado de la industria, el deterioro del hábitat… Cuando los animales se sentían asfixiados y acorralados, exhibían un comportamiento brutal en su esfuerzo desesperado por sobrevivir.”

A lo largo del relato, el autor inserta reproducciones de artículos de diarios ficticios. Uno de ellos defiende la patente (y venta) de un gen modificado para la madurez personal: “Los adultos han dejado de madurar. Podría tratarse de una reacción adaptativa; una flexibilidad de actitudes, comportamientos y conocimientos infantil puede resultar útil para conducirse en la creciente inestabilidad del mundo moderno, donde es más probable que la gente cambie de trabajo, tenga que adquirir nuevos conocimientos y se mude a nuevos lugares. Sin embargo, el precio que se ha de pagar a cambio es el de la incapacidad de mantener la atención durante períodos prolongados, la búsqueda frenética de lo novedoso, los ciclos cada vez más cortos de modas arbitrarias y una frivolidad emocional y espiritual generalizada. La gente moderna carece de la profundidad de carácter que parecía más común en el pasado”.

Ya puestos a sacar beneficio de cualquier cosa que se pueda hacer a nivel genético, después de desterrar (previo pago) enfermedades y adicciones, lo siguiente es sacarle provecho a cualquier forma de vida sana, sin más. Por ejemplo, los peces de los arrecifes, esos seres maravillosos, atractivos, de colores chillones y formas espectaculares. Se les podría poner genes fosforescentes que, convenientemente manipulados, llegasen a trasparentar en su piel el logo de una empresa: “…debemos escoger los que mejor se adapten a nuestras necesidades. Y requerirán la patente de la fauna marina en cada caso. Patentaremos el pez payaso Cadbury, el pez ángel Royal Bank, la manta British Airways… La capacidad de reacción es importante, es una situación de competitividad, el pez payaso McDonald ha de dominar el entorno antes de que Burguer King patente el suyo… Cuantos mayores resultados reporte nuestro  pez patentado, con mayor frecuencia se verá nuestro anuncio y mayores garantías obtendremos de la extinción de los peces originales sin mensaje. ¡Entramos en la era de la publicidad darwinista! ¡La supervivencia del mejor anuncio!”

La novela fue publicada por primera vez en 2006.