

Narrada con un estilo ágil, trufada de
términos creóles y franceses, va recorriendo los paisajes y los personajes de
un presente difícil, de unas situaciones de supervivencia que ya se han hecho
cotidianas, de la contradicción de sus inmensas barriadas de barracas y sus zonas de casas coloniales. Por sus páginas también pasa un huracán que devasta la precariedad
de las viviendas, una sociedad secreta de bokors
(brujos malignos), y mucha, mucha solidaridad.

El vudú está presente en todas las páginas de
la novela, porque el autor declaró que quería “desmitificarlo, porque tiene poco que ver con la magia negra”. En
cuanto a la situación social, el autor comentó que quería hacer “un retrato crítico, descarnado, muy
reflexivo sobre la inestabilidad del país”. Y sobre las grandes
protagonistas femeninas de la obra, es su particular “homenaje a la mujer haitiana, que saca adelante la familia y el país,
y está trufada de magia, santería y vudú, pero que no cae en el pesimismo”.
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Petionville |
En una entrevista para el Diario de Sevilla,
comentó “Para documentar esta novela tuve
un par de entrevistas muy reveladoras con Max Beauvoir, el jefe supremo de la
religión vudú. Y participé en varios rituales, aunque la experiencia que más me
impactó me ocurrió con un hechicero al que me presentaron. Pensé que iba a
hacer alguna invocación extraña, pero sólo puso su mano sobre mi cabeza y dijo:
“Es usted un hombre muy, muy rico. Tiene muchos coches, coches grandes, azules
y muy lujosos”. Nadie sabía que yo soy el director de la Empresa Malagueña de
Transportes, responsable de la flota de autobuses de la ciudad”.
Ruiz
Montañez dedicó cinco años a documentarse y preparar
la obra. Es profesor asociado en la Universidad de Santo Domingo, por lo que
viaja frecuentemente a Santo Domingo, la otra parte de la isla, y mantiene
fuertes vínculos con los dos lados. Trabaja en varios proyectos para Haití a
través del Instituto de Cooperación para el Desarrollo Sostenible, e Ingenieros
sin Fronteras.
Un detalle no pequeño: el libro fue
presentado en 2010 y el autor declaró que parte de lo que se recaude con su
venta se dedicaría a proyectos de educación de niños huérfanos de la isla.