Recientemente se han oído voces de africanos
que reclamaban una visión mucho más amplia del gran continente, una visión más
realista pidiendo respeto y no una visión simplista y neocolonialista. Y han
aparecido videos e imágenes de ciudades impolutas a la más pura tradición
occidental, coches, trajes, negocios, estudiantes, universidades, ocio…
prosperidad. (Foto: Ciudad del Cabo - Sudáfrica)
África es muy grande, mucho más de lo que
plasman los mapas y globos que hemos tenido en esta parte del mundo y que
siempre colocaban a Europa en el centro y a EEUU como lo más grande. Y por
supuesto, en esa inmensidad de continente hay zonas con mucho progreso y mucha
población que vive bien, que tiene empresas, trabajo, hijos en la universidad,
etc.
Pero también hay muchísimas zonas que realmente tienen hambre: lo pueden confirmar todas las ONG que trabajan en el continente y que están desbordadas. Y todos los países mediterráneos conocen la llegada incesante de barcazas y de asalto a fronteras, de miles de personas que huyen de un lugar sin presente. Muchos de ellos se quedarán por el camino. Si África fuera la mitad de espléndida de lo que venden esas voces, la juventud no se dejaría la vida por huir.



Tan ilógico es resumir todo un continente a las zonas de hambruna como todo lo contrario, negar que existan y mirar sólo lo exótico y pintoresco que resulta para los ojos occidentales.
Siempre se acusa a los países occidentales
que aportan ayudas de mirar el continente negro por encima del hombro, en una
actitud que ellos definen como “neocolonialista”. Y para no caer en manos de los europeos y norteamericanos….
Se están vendiendo a las grandes empresas chinas ya las multinacionales que no
tienen más patria que el dinero. Extracción de materias primas, minas de coltán
en Congo (imprescindible para los
móviles), cultivos intensivos (piña en Nigeria y Kenia, café en Etiopía) que aportan
muy poco a la tierra de la que salen.

Voces que no hablan mucho de esos expolios,
voces que tampoco dicen nada de las muchas guerras del continente, en las que
los soldados exhiben uniformes y armas nuevos… que alguien ha pagado, y no
suelen venderse barato. En un continente tan complejo y con unas situaciones
tan extremas, tildar a unos de “neocolonialistas” y no decir nada de los otros
es demasiado maniqueo, demasiado simplista e intencionado. Nadie es un santo.



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