jueves, 26 de junio de 2025

El escribano del secreto

 Obra de Joaquín Borrell, narra en primera persona la vida y las aventuras de Esteban de Montserrat, un escribano de la Inquisición que se ve involucrado por una monja de clausura escapada del convento en averiguar la verdad de unas acusaciones contra su padre.

Joaquín Borrell es un escritor valenciano especializado en novela histórica que ha aprovechado sus muchos años como notario para recopilar personajes y reacciones humanas que plasmar en sus obras, tal como él mismo comenta en su web personal.  Publica en catalán y castellano, y ha ganado diversos premios, entre ellos el Serra d’Or y el  Néstor Luján.

La novela, de 320 páginas es muy amena y con golpes de humor. Está redactada en primera persona y en un sorprendente estilo medieval, dirigiéndose personalmente al lector, al que presupone que vive mucho tiempo  después de que el escribano lo haya escrito y al que va explicando las peculiaridades de su trabajo y cómo funciona la Inquisición y la sociedad de su tiempo para que vaya entendiendo lo que le explica.

Ambientada en 1561 en la ciudad de Valencia y algunos pueblos cercanos,  transcurre en un momento de obsesión por los moriscos y los judíos que se han bautizado para no perderlo todo, pero siguen practicando su fe y sus costumbres a escondidas. 
Sambenito real
Muy documentada, algunas acusaciones rayan el esperpento: una mujer fue denunciada porque encontraron en su basura un viernes (que no se debe comer carne) huesecillos de pollo. Podía ser condenada a tormento y cárcel por herejía, aunque esa  mujer aseguró que era la comida del perro. Por ahí también suman las recompensas per denunciar a un hereje, la incautación de sus bienes en favor de la Iglesia, que luego los revende...

El escribano narra el funcionamiento del Tribunal de la Inquisición en el que ha de tomar nota de todo lo que suceda y digan los acusados y da explicaciones de acusaciones y penas sin detalles macabros.

Alguien condenado por herejía podía ser quemado en la hoguera después de pasearlo con el "sambenito", o pasar años remando en las galeras de algún barco. Perdía todos sus bienes, toda su familia era condenada a “infamia”, no recibirían nunca más la comunión ni podría acceder a cargo público alguno. Durante toda la vida de todos los miembros de esa familia.

Esteban de Montserrat había sido soldado en el Tercio de Mar, pero había perdido una pierna y acabó siendo escribano de la Inquisición. Conocía técnicas de lucha, intuía emboscadas y tenía buena memoria, además de un sentido propio de la honestidad, la solidaridad y el sentido común, adornados con tintes de buen humor.

Las investigaciones, que implican a varias personas en un ejercicio de narración coral bien estructurada, llegan a un sorprendente final y a una consecuencia inesperada, que deja al lector con una especie de afecto por el escribano y las ganas de conocer cómo sigue su vida…


Recreación cinematográfica de un tribunal de la Inquisición


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